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jueves, 13 de enero de 2011

Eugenio Espejo, precursor del Periodismo ecuatoriano

En la ciudad de Quito del primer periódico escrito en el siglo XVIII denominado ‘Primicias de la cultura de Quito’.

Fue editado bajo la dirección y pluma del referente periodista nacional, Dr. Francisco Eugenio Santacruz y Espejo, quien fuera también precursor de la Independencia de Quito y que murió en una de las cárceles de esa ciudad, víctima de la incomprensión y testarudez de la sociedad de ese entonces, totalmente discriminatoria e injusta.

Jamás tembló
En este día consagrado a conmemorar el Día del Periodista ecuatoriano, aquellos que ya son formados en centros universitarios deberán meditar en el ejemplo que dio este periodista quiteño, que jamás tembló su mano para escribir y fustigar a las autoridades virreinales de la Audiencia de Quito y sobre todo a poner los puntos sobre los ies en las injusticias que sufría el pueblo ecuatoriano, de esa época

‘Primicias de la Cultura de Quito’ circuló hasta el 29 de marzo, pues, Espejo estuvo enfermo, luego fue tomado preso y murió el 26 de septiembre de 1795.

El Congreso Nacional, el 7 de agosto de 1992, con ocasión del Segundo Centenario de la aparición del primer Periódico ecuatoriano, dictó el acuerdo por el que se ha señalado el 5 de enero como el Día del Periodista ecuatoriano.

Orientación pública
Transmitir noticias se considera una costumbre tan remonta como la humanidad, como un fenómeno paralelo al habla del ser humano, se supone que ya las primeras civilizaciones tuvieron medios para comunicarse.

El periodismo, además de mantener la información seleccionada y veraz, está especialmente dirigido a la orientación de la opinión pública, a la defensa de la justicia y de la verdad, a la educación de la comunidad, al bienestar de la población.

El ex presidente de la República Dr. José María Velasco Ibarra, sintetizó esta noble misión y en elegantes frases dijo: “Si la prensa es cátedra, el periodista tiene que ser maestro. Si la prensa es tribuna, el periodista tiene que ser orador. El maestro y el orador no pueden hablar sino para defender el bien. Los discípulos de los periodistas son los ciudadanos de toda la nación”.

Tomado de Diario La Hora

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